woensdag 12 januari 2011

Project MUSA: in een klein stationnetje…

Hoy hay algunos estudiantes que faltan en nuestra clase. Participan en un projecto de doctorandi. Viajan todo el dia en cercania entre las estaciónes de renfe de Atocha y Sol. Un trajecto de 5 minutos.

Van a caminar con maletas en el que hay pegado partes de frases. Tambien van a hablar con los pasajeros. No participo porque pienso que mi español no está bastante bueno para hablar con la gente. Prefiero ir al clase.

Durante la lección hemos escrito una historia. Cada persona tenia que escribir una frase, pero solo pudiste leer la frase antes y no las otras. Las otras estaban cubierto. Así teniamos ningún idea de que pasa antes. Así la historia tenia raros distorsiones. Aquí abajo puedes leer el resulto. La frase en roja es que yo he escrito.

Cadáver Exquisito
Era una noche un tanto fantasmagórica. Todo daba miedo y el perro no paraba de temblar. Las raquíticas ramas de los árboles se quebraban con facilidad. Mientras una densa niebla se formaba en torno a mí. El frío entumecía mis músculos y mis ideas. Y entonces vi la cara de un león, pero lo que me importaba no era el destino, sino el camino recorrido. Por lo pronto, encontrar un lugar donde alojarme resultaba una broma. Las avenidas se ramificaban ausentes mientras yo caminaba y pensaba en lo que me habían dicho antes: el pájaro es la clave… El pájaro es la clave, si lo pierdes de vista, no habrá nadie quien te guíe. Por esto, perdí a mi mejor amigo en la guerra. Así que fui corriendo hacia la gente y de repente vi algo que me dejó perplejo. Un hombre hacía el pino rodeado de palomas. Éstas le rodean, piano y organizando tal escándalo, para arrancarle los ojos, Pero él sabía que no lo lograrían, ya que tenía los ojos de cristal! Así que le robó el sharingan porque era algo muy típico de su familia. Mi familia es de una época muy antigua. Me la traje en uno de mis viajes al pasado. Estaba asustado. Era la primera vez que viajaba a aquella época, pero iba acompañado de ella. Así que estaba tranquilo. Un extraño sentimiento se apoderó de su ser, y no sabía por qué, pero se encaminó hacia la estación con las manos vacías y sin rumbo fijo, sólo viajar. Metió sus lápices de colores y sus acuarelas en la maleta y empezó a caminar. No pesaba mucho, pero le costaba tirar de la maleta como si llevase mil piedras dentro. Pese a todo, decidí que ya no importaba: podría soportar lo que me echaran, porque me sentía feliz; estaba a su lado, con su sonrisa, su voz tan calurosa, le quería y no importaba nada. Y fue en ese apogeo sentimental momentáneo, que estaba sintiendo cuando afrontó la verdad que no quería creer. Ahora ya creía en todo, y entonces sí que pude soportar todo lo que me echaron por siempre y jamás.


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